Jue. Feb 6th, 2025

Un día una hormiga andaba por tu cocina, si por tu cocina – observándote como corres y como te mueves para prepararte para el día, siempre como parte de su rutina se daba la vuelta para recoger esas migajas de azúcar o de pan que tu dejas, ricas y sabrosas para ella cada mañana, y nutritivas para sus otras hermanas hormigas.

Con sus antenas bien afiladas, sus patitas bien dispuestas y, sobre todo, con el corazón lleno de entusiasmo se aceleró a recoger el fruto de tu cocina, nada anormal en el vecindario, una que otra mosca indeseable – feas y con esos ojos enormes – el grifo del agua que siempre hace un ruido extraño al pasar el agua, la fisura en el mueble que siempre van a arreglar y ¿ha pasado, cuánto tiempo? Y no se arregla sola.

La mira acongojada, medio pensativa, algo no es normal en esta humana, no tiene gripe, no es por pelear con la pareja pues aquí está él y todo se ve tranquilo.

Lo que no sabe la hormiga y nunca lo sabrá es la zozobra del corazón que te manejas, algo que cuesta explicar con palabras, pues parece que lo tienes todo, trabajo, salud no de atleta pero tienes; jamás sabrá la hormiga que estos días has pensado qué ¿pasará contigo cuando ya no estés? cuando el reloj termine su curso para ti, que hay más allá si es que hay, a veces crees, a veces no, quien sabe, algunos te explican que es algo existencial y hasta relativo, superfluo que no le tomes importancia, solo vive el hoy, pero no – no, algo pasa adentro.

Te falta Jesús. Tienes necesidad de algo más grande. Te falta Jesús. Tienes felicidad, pero no a Jesús, te falta Él. Hechos 4:12 dice que “Sólo Jesús tiene poder para salvar. Sólo él fue enviado por Dios, y en este mundo sólo él tiene poder para salvarnos”

Vamos, anímate y llámalo por su nombre, se llama Jesús.

PabelBG.

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