Vie. Mar 28th, 2025

Un día de estos, manejando por mi pueblo, mire una imagen increíble, de esas que te dejan una fotografía en el corazón. Cruzando la carretera estaba una gallina y sus tres pollitos, es algo normal, nada trascendente, lo que me llamo más la atención fue, que la gallina al frente en la primera mitad del camino iba a una velocidad lenta, y al llegar al centro de la carretera apresuró el paso a una velocidad “gallinesca», sus tres pollitos fueron como un motor automático, aceleraron y le siguieron de cerca, al llegar casi al otro lado se comenzó a detener y dejó que la cruzaran sus pollitos y ella quedó de último, como resguardando su entrada.

A Veces corremos carreras que no valen la pena, muchas de las cosas que hacemos no tienen tanto valor en la vida y hasta el colmo de perder la paz o la sazón de los días por cosas triviales y sin un valor profundo para darles tanto peso.

Pero también, existen cosas que si las valoramos mucho, un éxito buscado, un ascenso merecido o una relación que tanto trabajo costo y aunque son cosas muy importantes, también pueden hacernos perder el rumbo final de lo que debemos valorar como más importante.

De nada sirve que una persona gane en este mundo todo lo que quiera, si al fin de cuentas pierde su vida. Y nadie puede hacer nada para salvarla. Mateo 16:26

Esas palabras las dijo Jesús, si pensamos en ellas un momento, lo cual espero hagas, responde estas pregunta

Con base en esas palabras, ¿realmente estoy ganando en la vida lo que vale la pena para seguir? ¿Será que lo que hago ahora es suficiente para después de que ya no esté aquí?

La fe en Jesús nos llama a pensar y poner en primer lugar aquello que es muy importante, nuestra relación con Dios.

PabelBG.

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