Un hijo se rebela contra su padre y su padre no comprende por qué, pero cuando él también fue un niño algo paso y fue roto y ahora su hijo crece roto también.
Una mujer sufre porque fue decepcionada o un hombre se desespera porque fue engañado.
Un matrimonio se rompe por qué no existe solución.
Un niño en la primaria agrede a su compañero por algo que no era tan grave.
El oficinista le grita aún cliente por qué ya está cansado de tanto abuso y falta de empatía de parte de los clientes.
Unos padres comprensivos permiten que su hijo les grite y les humille en público.
Un padre humilla a su hija ante sus amigos o familia.
Un político decide que matar a otros no importa si es para el bien común de su pueblo.
Una niña se escapa de casa con el amor de su vida.
Esto es solo el resultado, no el causante, esto es solo la muestra de la enfermedad, si lo podemos llamar así. Creo que esa lista sería mucho más amplia, pero mejor la dejamos así.
Da igual tu condición social, tu educación o tu apellido. Estamos en un mundo roto, quebrado, desmenuzado y apaleado.
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” Lucas 19:10
El carpintero nació en cuna sencilla, vivió con humildad y murió siendo inocente y lo hizo por amor, pero ahora es un Rey y está deseando entrar en cada persona rota de este planeta que llamado casa, para comenzar a corregir lo que nos ha maltratado tanto. La pregunta es ¿Se lo permitiremos?
Valla y háblele, dígale su nombre y pídale ayuda, le aseguro que tendrás una respuesta. ¿Qué más tenemos que perder?
PabelBG