Al llegar la noche, cuando el estruendo de los sentidos se van deteniendo, cuando la tranquilidad toca a los músculos, es cuando lo que nos rodea, cobra más sentido.
En la tranquilidad de tu dormir, los sueños y los temores cobran vida, un sonido te despertara, un problema te desvelara, causados por ti o enviados como favor inesperado y no bien recibidos, deberás enfrentarlos, no queda más, somos parte del torrente de nuestro rededor.
Pero si en Jesús estás confiando todo deberá pintar mejor, el corazón no desvelará constante y fatigoso, el alma tomará vigor y sobre todo, nada te moverá aún el huracán mayor. Que la vida no es fácil y que la carrera parece interminable, pero confía en aquel que una vez dijo “confíen, yo he vencido al mundo” Juan 16:33